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Diario de una cuarentena, semana segunda.


Hacía tiempo que tenía escrito el post sobre la vuelta y sabía que quería volver, pero no encontraba temas sobre los que escribir. He de reconocer que últimamente ando poco inspirada y muy saturada mentalmente ─es lo que ocurre en las familias, una acaba agotada, ya que los pequeños son muy pequeños y necesitan nuestra atención─ y si a esto sumas que nos encontramos en el día 10 de confinamiento y que no podemos salir a la calle... apaga y vámonos.

En estos momentos intentamos agudizar el ingenio y buscar maneras para distraerlos pero pasa una cosa, veo tantas cosas que hacen otras familias por instagram o las mil ideas que nos han mandado a todos durante estos días para hacer con los niños que, por momentos, me desmorono cuando veo que nada de eso se puede llevar a cabo con normalidad en esta casa. ¿Qué normalidad o que orden o actividad voy a realizar con dos niños de dos años que su atención aún es muy corta? Pues poco podemos hacer, intentamos sobrevivir inventando algo cada poco rato, sacando toda la artillería y el arsenal de cosas que tenemos o que se nos ocurren porque, en esta casa tenemos otro handicap y es que hace muy poco nos mudamos muy lejos de donde vivíamos (esto es algo que si da pie a ello lo contaré más adelante) y nos vinimos casi que con lo puesto, un puñado de animales, un puñado de coches, algún cuento y libro y poco más 
que con todo y con ello damos gracias porque hay muchos niños que tienen menos─ pero no vamos a negar que se cansan de lo mismo siempre y, claro, todo está cerrado y no se puede comprar nada nuevo, así que a inventar se ha dicho que para eso tenemos imaginación e ingenio.

Para poner un ejemplo hoy hemos montado una orquesta de percusión con dos cacerolas y un par de cucharas, he aquí la prueba de ello. Se lo han pasado pipa, han disfrutado y al menos se han distraído un rato.



No me quejo de lo que tenemos, no me quejo de poder estar en casa, ya que hay muchos que querrían estar con los que quieren y no pueden porque se encuentran en el hospital o trabajando pero, no os voy a negar una cosa, en ocasiones, cuando te olvidas del mundo, se hace cuesta arriba.

Pero ¿sabéis qué? Cada día en casa es un día menos para parar esto que estamos viviendo y es un día mas que puede hacer que se vaya frenando esta locura de situación y así muchos puedan respirar.







                          

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